¿Estamos en un momento donde necesitamos encontrar la paz y poder ser nosotros mismos? En el momento en el que vivimos, la fuerza entendida como tal es por excelencia la masculina. En ella hay coagulación y es donde la acción y la consecución de objetivos se valora por encima de todo. En cambio, la femenina es la que nos lleva a la disolución de lo que durante mucho tiempo ha estado masculinizado.
No se trata de fuerzas positivas, ni negativas, ni superiores o inferiores sino diferentes; son complementarias y a la vez, opuestas y necesarias. Se trata de conocerlas y aceptarlas como son para poder ser nosotros mismos.
En los pies se manifiestan ambas fuerzas, disgregándose en cuatro temperamentos: aire, fuego, tierra y agua. Este último es el que encarna lo femenino de la fuerza femenina. Es el que nos ayudará a tomar conciencia de nuestras emociones, afectos y relaciones, así como del amor puro para poder aceptar incondicionalmente nuestras vivencias y lo que somos.
Las manifestaciones de durezas, callos, grietas, lunares, dolores… en los pies nos permiten hacer una lectura temperamental que contribuirá a desarrollar la conciencia de lo que estamos viviendo y facilitar la gestión de las emociones. No a quitarlas, ni acallarlas, ya que dichas emociones son las que nos van a permitir conocernos y poder ser fieles a nosotros mismos.
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